Alejandro Fontana, PhD

Es probable que para muchos de nosotros la tentación inmediata sea borrar de la memoria el año 2020. En redes, ya hay incluso un video que recoge mucho de los oscuros de este cuadro, y que por mostrarlo más dramático, me parece que no recoge ni los claros ni las luces que también han surgido, precisamente porque hubo esa oscuridad.
La vida es un tránsito, a veces por prados, otras por cañadas oscuras, pero lo realmente importante es lo que ocurre dentro de cada uno de nosotros, no lo que pasa a nuestro alrededor. Si lo que nos rodea es muy bonito, pero es el resultado de lo que otros hicieron; entonces, nada cambió para mí; y si lo que hay fuera es aún horrible, pero yo me estoy esforzando por hacer la vida de otros más amable, más llevadera, más aspiracional, entonces, eso feo se ha convertido en la materia para mi crecimiento personal. Así, lo que era una desgracia, se ha convertido en una fuente de vida.
Esta sabiduría la tienen muy clara los hombres de fe. Ellos saben que el dolor y el sufrimiento son ya -por una indescriptible acción divina-, un instrumento para la madurez personal. Nada en nuestra vida pierde, por tanto, su sentido, y menos las lágrimas.
La solución a los problemas humanos siempre proviene de gente madura y con el corazón lleno de su caridad. ¡Que el Año 2021 sea un año en el que todos recontruyamos nuestra patria! Es momento de enamorarnos de este reto…